Se podría decir que casi desde la aparición de la humanidad, los jóvenes han encontrado una adicción con la cual experimentar. Durante estos últimos años ha habido adicciones de todo tipo, desde la época en la que el tabaco era lo más demandado, hasta la época de adicción a la comida rápida o la época donde la cocaína era una de las drogas más consumidas en todo el mundo.
En nuestros tiempos los jóvenes no parecen tan enganchados a este tipo de drogas. El tabaco y las drogas más fuertes no son tan llamativas como lo podrían ser en otra época. Ahora hay algo que tiene a los jóvenes aún más enganchados y es el teléfono móvil. Las redes sociales, internet, buscar la aprobación de desconocidos, es casi igual de dañino para la mente de una persona joven que las drogas mencionadas anteriormente.
Pero no solo es dañino para la mente, ya que se ha probado científicamente que estar expuesto a la luz que transmite un móvil (sobre todo de noche), puede afectarnos de manera física. En este sentido, puede causar problemas de vista, cansancio y falta de sueño y luego todo esto puede afectar en la vida diaria siendo más difícil para los jóvenes estudiar y para los adultos realizar sus tareas diarias.
Por otro lado, puede afectar a las comunicaciones interpersonales. Si siempre nos comunicamos a través de una pantalla, cuando llega el momento de mantener contacto cara a cara con una persona es más difícil saber cómo reaccionar y qué protocolos se deben seguir.
Los teléfonos móviles e internet son, sin duda, unos de los grandes inventos de la humanidad, pero como sucede con todo, hacer algo en exceso es perjudicial para la salud. Tenemos que saber controlar el tiempo que pasamos con el móvil y enseñar a los más pequeños y el móvil es tan solo una más.