Antes de empezar cualquier proyecto empresarial una de las obligaciones que tenemos es la de investigar la situación de mercado y analizar al detalle la competencia. Posiblemente, dentro de un mercado que esté en crecimiento o con buena salud, no será difícil meterse y encontrar nuestro propio nicho de clientela. Pero a la hora de calcular los riesgos hay ciertos detalles que debemos tener en cuenta.
Listado de la competencia.
Busquemos por internet y en la calle qué competencia encontraremos. Debemos enumerarla, apuntar el tamaño de las empresas, la sensación de poder y volumen de clientela que nos parezca que tiene, el tiempo que lleva la empresa, incluso cualquier sentimiento que nos traslade.
Marco geográfico.
Resulta esencial comprobar la saturación de empresas que tenemos a nuestro rededor y saber contra quién competimos. Si nuestra clientela no va a ser global, sino que será en un marco geográfico cercano, debemos analizar si existe un hueco para nosotros. Una empresa como Fnac asegura que colocan sus nuevas tiendas buscando dónde hay otras del mismo sector para crear un área donde esté concentrado las opciones de ocio en ciudad al que se acerquen los clientes cuando quieren un libro/disco/DVD… Pero claro, nosotros no somos una empresa tan grande y puede que esa fórmula no funcione con nuestro producto.
¿En qué redes sociales está nuestra competencia?
Con el listado de empresas que hemos realizado, busquemos sus perfiles cada una en las distintas redes sociales: Facebook, Twitter, Linkedin, Pinterest, Instagram… Debemos analizar las fluctuaciones que existen entre las distintas plataformas y por qué unas funcionan mejor que otras en distintas redes. Esto nos dará una perspectiva del crecimiento/decrecimiento al que apunta cada empresa y dónde nos podremos situar si tenemos una estrategia óptima. Desestimar la importancia de las redes sociales puede ser un claro error.
La gran pregunta.
Y tras todo esto que hemos analizado, será el momento de realizarnos la gran pregunta: ¿Qué vamos a aportar al mercado? Nuestra incorporación no será robar clientela a las distintas empresas, sino saber qué daremos al cliente y a la sociedad para que se acerquen a nosotros. Lo que ofrezcamos, nuestra huella, será la clave. Cuando lo tengamos claro, será el momento de lanzarnos.