El objetivo prioritario de cualquier empresa es vender. Ya se trae de productos o servicios, la actividad de una empresa no puede entenderse sin la necesidad de realizar ventas que supongan un retorno de la inversión realizada.
Pero para el marketing este proceso de ventas va más allá: no se trata solo de vender sino que lo que se persigue es vender más y de forma duradera en el tiempo. Esto solo es posible mediante la adquisición de nuevos clientes o mediante la retención de los ya existentes.
Pautas para una buena estrategia de marketing
Algo fundamental para llevar a cabo una buena estrategia de marketing es tener un buen producto. Puesto que la competencia es dura, si tu producto no es capaz de rivalizar con el de tu competencia tu estrategia está condenada al fracaso. En este sentido conseguir un producto único, diferenciado de la competencia, puede suponer, en la mayoría de los casos, el éxito perseguido.
Una buena estrategia de marketing pasa por ofrecer un producto o servicio flexible y adaptable a las necesidades cambiantes de los clientes. Permanecer ajeno a este tipo de cambios puede suponer un rechazo hacia tu oferta, por lo que, el esfuerzo por ofrecer un servicio flexible y adaptado al cliente se convierte en requisito indispensable para la supervivencia de tu empresa.
Cualquier proceso de ventas necesita de un canal de distribución. Es importante, a la hora de establecer la estrategia de marketing, poner especial énfasis en que el canal de distribución cumpla con sus objetivos a la perfección, es decir, permita llevar tu oferta al cliente y, a su vez, recibir de éste información acerca de sus gustos, pautas de consumo, y satisfacción obtenida.
Todas estas pautas no resultan efectivas si no permanecen inalterables en tiempo y forma. Por ejemplo, una mala experiencia con los productos, o con los canales de distribución, puede generar la difusión de una imagen negativa sobre tu marca o empresa.